Después de su primer trabajo juntas muchos eran los seguidores que esperan que Garbiñe Muguruza y Conchita Martínez uniesen sus carreras. Pero Conchita continuó al mando de los equipos españoles de Copa Davis y Fed Cup, y Garbiñe siguió de la mano de Sam Sumyk. Poco después Conchita se despidió de ambas capitanías, o la despidieron, por la puerta de atrás sin un gracias por devolver la estabilidad necesaria a los equipos, por el trabajo realizado y por haber dado tanto después de cinco años.
Ahora, Conchita y Garbiñe han restablecido su vínculo deportivo y la aragonesa, de carácter afable y sencillo, tendrá que complementarse con Sam Sumyk para llevar a la caraqueña de nuevo a lo más alto, por lo menos hasta Miami. Porque cuatro ojos ven más que dos y un rango más amplio de visión puede aportar más componentes sobre los que trabajar. La comunicación entre ambos será vital para la estabilidad en el juego táctico y mental de Garbiñe.

Conchita trae la calma
A la hispano-venezolana ya la hemos visto enfadada sobre la pista, dejando de malas formas la botella de agua o respondiendo desafiante, como el famoso “dime algo que no sepa” proferido hacía Sam cuando éste empezó a darle indicaciones sobre cómo hacer frente al marcador en contra ante Andrea Petkovic. Parece que con Conchita desaparece todo comentario provocador y los malos gestos. Garbiñe escucha y asiente ante sus explicaciones y no intenta contradecir ni media palabra. La experiencia y la quietud que aporta la campeona de Wimbledon en 1994 frenan estas rabietas, más frecuentes en un adolescente que en una doble campeona de Grand Slam, y quizás empiece a asentar la mentalidad necesaria para una Nº1.
Según Garbiñe, Conchita siempre ha estado a su alrededor, como en la sombra, siempre dispuesta a dar un consejo o una advertencia que, aunque en la distancia, pudiesen servirle en su día a día. Y puede ser que, por esa relación que se extiende en el tiempo, Garbiñe le tenga tanto respeto y admiración. Cuando Conchita habla lo hace con la convicción de la experiencia adquirida a lo largo de sus años como profesional, Garbiñe lo sabe y mira y asiente empapándose de todo consejo o advertencia que pueda anexar a su modo de hacer en la pista.